JABONES ARTESANALES
¿CÓMO SE ELABORAN NUESTROS JABONES?
Se elaboran con las técnicas más antiguas y formulados para proteger y beneficiar a nuestra piel, pensado en solucionar todos los problemas que podamos tener en nuestra dermis. Los ingredientes son naturales y ecológicos y de cercanía como el aceite de oliva, romero, lavanda, tomillo… y así valernos de las posibilidades que tenemos de acceso a plantas y esencias para cuidar nuestra piel.
Lo primero que tenemos que tener claro a la hora de elaborar el jabón es para que tipo de piel lo necesitamos, con problemas de acné, psoriasis, dermatitis, piel seca, grasa, exfoliante o simplemente hidratante. Dentro de todos los ingredientes naturales que nos ofrece la naturaleza podemos elegir los mejores y más aconsejables para cada jabón y tipo de piel.
Los dos ingredientes fundamentales y que siempre están en nuestros jabones es el aceite de oliva virgen extra – Bio y los hidrolatos – Bio. Nuestros jabones NO llevan agua, en su lugar utilizamos el hidrolato que es el agua floral de la destilación de las plantas al extraer los aceites esenciales.
Para hacer un jabón artesano y natural tenemos que indicar las tres fases de la elaboración con sus diversos ingredientes.
FASE ACUOSA
⋅ Hidrolato (Lavanda, Romero, Tomillo) nos ayudara a eliminar las bacterias y nos protege contra el impacto de agentes externos nocivos debido a su poder antiseptico.
⋅ Zumo natural de limón, tiene propiedades antimicrobianas.
⋅ Aloe Vera, nos ofrece una limpieza profunda de la piel, ayuda a combatir el proceso natural de envejecimiento celular, hidrata y regenera los tejidos de la piel.
Hasta aquí tiene que ser la suma total de todos los líquidos en el caso de haya varios ingredientes acuosos.
⋅ Hidroxido de sodio (Sosa caustica) el álcali es necesario para que se produzca la reacción de saponificación, se descompone y desaparece a los cuarenta días. Para su comprobación de que este bien saponificado el jabón se analiza el pH, tiene que indicar máximo de 7.
Hay que mezclar estos dos ingredientes con el máximo cuidado, ya que se produce una reacción química que desprende un gas líquido toxico, siempre la sosa encima del hidrolato. La temperatura subirá hasta los 90º que habrá que dejar enfriar hasta los 40º aproximadamente, la misma temperatura que la fase oleosa.
FASE OLEOSA
⋅ Aceite de Oliva Virgen Extra es el principal componente de nuestros jabones, las propiedades del aceite nos aportan a la piel un poder nutritivo, emoliente, suavizante e hidratante. Es rico en antioxidantes, polifenoles, fitoesteroles, escualeno y Vitamina E.
⋅ Aceite de Coco tiene que ser puro y natural si tratamientos químicos, nos aporta al jabón más dureza y poder lavante y espumante. Las propiedades del coco son protectoras, suavizantes y emolientes indicado para todo tipo de pieles.
⋅ Cera de abeja o arroz indicada para veganos, aporta al jabón más consistencia y dureza.
⋅ Manteca de karite es un regenerador celular natural con un alto poder hidratante y nutritivo.
⋅ Manteca de cacao nos aporta hidratación y combatir la sequedad, previene el envejecimiento prematuro.
En esta fase tenemos que fundir al baño maría, por orden de dureza del ingrediente, siempre controlando la temperatura que no exceda de 60º. La cera es el primero que iniciara la fusión, después la manteca de cacao, el aceite de coco y la manteca de Karite y por último el aceite de oliva, lo dejaremos enfriar hasta que llegue a la misma temperatura que la fase acuosa, sobre 40º con una diferencia máxima de 5º.
Este es el momento de la mezcla para elaborar la traza, lo mezclaremos poco a poco batiendo a mano para pasar a continuación al batido con batidora eléctrica que nos ayudara a acelerar el proceso. Se puede variar la composición de los aceites o grasas vegetales con el fin de hacer el jabón ideal. En esta fase se pueden añadir las arcillas (blanca, verde… o Ghassoul) o extractos de plantas como la ortiga verde.
FASE SOBRE ENGRASADO – ESENCIALES
En esta fase es muy importante ya que es donde indicaremos que propiedades diferenciadoras queremos en nuestro jabón.
Una vez hemos conseguido la traza, la temperatura y el pH han disminuido añadiremos los aceites vegetales como: Aceite de caléndula, comino negro, almendras dulces, jojoba, rosa mosqueta, argan… infinidad de aceites vegetales, importante que sean ecológicos, en esta parte del proceso los aceites no se descomponen, se mantienen sus propiedades.
Y por último añadiremos los aceites esenciales como: lavanda, tomillo, romero, geranio, menta, bergamota, limón, naranja, ylang ylang… infinidad de aceites que nos aportaran los beneficios para nuestra piel. Lo importante del aceite esencial en el jabón son sus propiedades y su aroma.
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HISTORIA DEL JABÓN
Hace varios miles de años, en Alepo, ciudad de Siria, fue donde apareció el primer jabón en pastilla, elaborado con aceite de oliva virgen, hojas de laurel y el agua con unas características propias y ceniza. Las mujeres de Alepo se dieron cuenta de que, añadiendo laurel molido al jabón, las infecciones de la piel se reducían considerablemente.
La mezcla de las grasas hervidas y cenizas son los elementos con los que se fabricaba el jabón en la antigüedad, en Babilonia hace más de cinco mil años. Fueron los romanos los que se achacan el descubrimiento. Según la leyenda cuenta que unas lavanderas romanas descubrieron por casualidad el jabón al mezclarse en el mismo rio Sapone, cenizas vegetales y grasas animales procedentes de los sacrificios funerarios u ofrendas a sus dioses.
En el siglo VII en España se desarrolla el jabón de CASTILLA, que sustituye la grasa animal por el aceite de oliva. Fue en Sevilla, en la primera jabonería de España situada en la calle Castilla, motivo por lo que da el nombre a dicho jabón. Hasta el siglo XII, los mejores jabones se preparaban en Italia y España, donde era fácil proveerse del aceite de oliva. En el resto de Europa era común el uso de grasas animales e incluso de pescado, eran de peor calidad.
En el siglo XVII, está de moda el uso de la ceniza para el lavado de la ropa. El método es muy sencillo: la ropa sucia se colocaba en un recipiente, encima de este se colocaba una fina tela, y sobre ella, la ceniza guardada para este fin, a través de la cual se pasaba agua caliente. Esta agua se pasaba varias veces, recalentándola, para dejar por último la ropa sumergida en ella hasta el día siguiente, se aclaraba la ropa y ropa limpia. Se había producido la lejía. Este método es “la colada”.
El químico francés Nicolas Leblanc, año 1789 descubre el proceso para obtener el carbonato de sodio o sosa que revolucionara la fabricación del jabón. Este sustituirá al carbonato de potasio procedente de la ceniza. Michel Eugène Chevreul, año 1823, descubre la glicerina, es uno de los productos de la saponificación, la unión de un aceite graso con un álcali (carbonato hidróxido o lejía de sosa). El carbonato hidróxido o sosa caustica, es un derivado de la sal marina, en el momento que termina el proceso de saponificación (40 días, fórmula tradicional) la sosa caustica desaparece convirtiéndose en glicerina. Es el sustituto de la ceniza.