Este tipo de pieles se caracterizan por estar deshidratadas y desnutridas, con sensación de tirantez en la piel. La causa es una alteración de la barrera cutánea, para mantener la piel seca equilibrada y retrasar la aparición de los primeros signos de envejecimiento es importante mantenerla hidratada y nutrida tanto durante el día como por la noche con una rutina facial completa.
Este tipo de pieles se caracterizan por el enrojecimiento y sensibilidad en la piel, con intolerancia a diferentes ingredientes. Son pieles mucho más delicadas y que hay que tratarlas con cosméticos concretos que ayuden a controlar la sensibilidad, la irritación, el enrojecimiento o el picor.
Este tipo de pieles se caracterizan por su aspecto brillante en la zona «T». Es decir, en la barbilla, la nariz y la frente. Soliendo tener puntos negros en la nariz, mientras que en las mejillas es normal o seca.
Al ser una mezcla de varios tipos de piel, puede ocurrir el problema que al intentar usar productos para la piel grasa, las zonas más secas pierdan su capa lipídica natural y se reseque aún más la zona de las mejillas. Lo mismo sucede si se intenta emplear productos concretos para pieles secas, aumentarán los brillos en la zona T. Para que ello no ocurra se deben emplear productos concretos para pieles mixtas.
Este tipo de pieles se caracterizan por tener poros dilatados y brillos por todo el rostro, por una sobre producción de sebo. Existe el falso mito de que la piel grasa hay que «resecarla» para eliminar este exceso de producción de sebo y brillos, esto es un gran error, porque conseguiremos el efecto contrario, la piel en respuesta producirá aún más sebo.
Para tratar la piel grasa de forma correcta hay que mantenerla hidratada, con cosméticos con un alto aporte de agua. Además, deben ser astringentes y antibacterianos, regulando la producción de sebo y evitando la aparición de acné.